martes, 17 de junio de 2014

RECORDAMOS A NUESTRO PAISANO FRANCISCO GARCÍA GARCÍA

        En el pasado mes de abril los medios de comunicación nos informaron del destrozo llevado a cabo en una pintura rupestre ubicada en la cueva de Los Escolares de Santa Elena, declarada patrimonio de la humanidad. Parece ser que alguien intentó arrancarla para llevársela y al no serle posible, realizó un destrozo irreparable sobre la misma.
     La cueva de Los Escolares fue descubierta el 3 de marzo de 1973 por un grupo de escolares (de ahí su nombre) guiados hasta allí por sus maestros Francisco García García y Carlos Sánchez Batalla. Francisco García García, paisano nuestro, era residente en aquel tiempo en Santa Elena donde ejercía de maestro y realizaba importantes investigaciones históricas acerca de aquel lugar y también en ocasiones de Arjonilla, habiendo publicado algunos artículos en nuestros programas de festejos.

Fotografía donde se muestra el antes y el después del destrozo.  Fotos de EL MUNDO


      La cueva es un hueco en la roca que tiene unas medidas de 1,5 metros de ancho por 1,5 m. de profundidad y 1,5 m. de alto. La pintura representa un antropomorfo golondrina con los brazos muy prolongados.
     Aprovechando esta noticia acerca de aquello que él tanto quiso, le queremos rendir un pequeño homenaje recordándole. Utilizamos para ello un artículo que le dedicó quién le conoció bien, Vicente Oya Rodríguez, hace ya ocho años, con motivo de su fallecimiento y que publicaba el diario IDEAL el 20 de marzo de 2006.


LA CARRERA

Cronista Francisco García

VICENTE OYA RODRÍGUEZ

TRAS diez largos años de penosa enfermedad ha fallecido, en Málaga, Francisco García García, maestro nacional, cronista oficial de Santa Elena, destacado investigador del arte rupestre en nuestra provincia. Nacido en Arjonilla, en 1944, y en el seno de una querida familia, hizo sus estudios de Magisterio en Jaén y sus estudios superiores en la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció la profesión docente en Baeza, Santa Elena y Málaga. Toda su vida constituye una entrega total a la Enseñanza que compaginó con sus inquietudes en el campo de la investigación, el estudio y la divulgación del arte rupestre en la zona norte de Sierra Morena. El Ayuntamiento de Santa Elena, en 1986, le nombró cronista oficial, reconociéndole su importante labor cultural desde 1967. Con su esposa, también maestra, Emilia Gascó Saiz, recorrió palmo a palmo Sierra Morena, nuestra provincia, y formó equipo con su compañero Carlos Sánchez-Batalla Martínez, maestro y cronista de Aldeaquemada y su esposa, Paqui Crespo Romero. Me decía Sánchez-Batalla que la muerte de Paco García es una gran pérdida para el colectivo de los cronistas de Jaén y de España.

Paco García ha dejado una gran ejecutoria profesional y cultural. Destaquemos dos detalles: En dos años consecutivos dos alumnos suyos, por él dirigidos, obtuvieron el premio '¿Qué es un rey para ti?', que recibieron de Juan Carlos I en La Zarzuela. En los años 70 descubrió, con sus alumnos, unas pinturas rupestres que bautizó con el nombre de 'Cueva de los Escolares', cerca de Despeñaperros. Hijo de José García Carmona, ya fallecido, y de Melchora García Hernández, con su hermana Araceli, vivió con intensidad su niñez y su juventud en Arjonilla, pueblo al que dedicó valiosos trabajos. Su hermano político, Roque Peña, profesor de Instituto en Andújar, me decía que Paco bien merece ser hijo predilecto. Creo yo que se lo ha ganado con creces por una vida ejemplar. El fruto de su trabajo docente le ha dado muchas satisfacciones. Sus descubrimientos del arte rupestre han sido en su mayoría presentados por él en los Congresos Nacionales de Arqueología y de los Cronistas Oficiales de Jaén y de España. Hace tan sólo unos días su hijo, Francisco García Gascó, licenciado en Geografía e Historia, profesor del Instituto de Lucena, que le ha sucedido como cronista en Santa Elena, desparramaba las cenizas de su padre en 'Los Órganos', en Despeñaperros, cumpliendo así su encargo. Paco García, a quien despedimos con emoción, fue hombre sencillo, modesto, que no daba importancia a su labor. Nos ha dejado más de una treintena de publicaciones que constituyen una importante aportación para el estudio del arte rupestre. Siempre huyó de cualquier protagonismo y fue por ello también un cronista ejemplar que sabía estar al día con la investigación, el estudio, la defensa y la difusión del patrimonio cultural de nuestra tierra.