martes, 24 de enero de 2017

ESCLAVOS MULATOS EN ARJONILLA EN EL SIGLO XVII

      En el día de ayer al informar sobre el artículo referente a una esclava en Arjonilla, publicado por Ildefonso Rueda Jándula en su blog "Historia de Arjonilla", me vino al recuerdo la referencia a varios esclavos realizada en mi trabajo "Cuatro siglos de festejos taurinos en la villa de Arjonilla (1599-1988)", a varios esclavos mulatos participantes en una revuelta en la plaza pública de Arjonilla con motivo de la celebración de un festejo de toros ensogados. Este trabajo fue galardonado con el Premio de Investigación Histórica Juan del Villar de 1996 y publicado en 1998.
      Aquí se reproduce la parte del mismo en el que se hace referencia a unos esclavos mulatos que se encontraban en Arjonilla al servicio de sus dueños y señores:


"Revuelta en la plaza pública

            Un legajo existente en el Archivo Histórico Nacional que consta de 250 folios, nos permite conocer con bastantes detalles unos curiosos hechos acaecidos en la villa de Arjonilla en relación con la celebración de un festejo taurino a principios del siglo XVII.  

            El día 29 de junio de 1616, festividad de San Pedro, por la tarde, según varios testigos a la puesta de sol, en la plaza o mercado de la villa cuando se estaba lidiando una vaca ensogada según un testigo presencial, surgió una disputa sobre por donde habría de conducirse el animal, entre Anton Verdexo y Simon de Porcuna, mulatos y criados esclavos de don Felipe de Morales el primero y de su madre María de Morales el segundo, con otras personas, que motivó una fuerte pelea. Estos esclavos mulatos o negros según otros testigos, reciben en testimonios recogidos en la causa abierta por la gran revuelta formada, calificativos poco favorecedores: «mulatos valentones de la dicha villa» y «de mal alma y peor bida». (12) Por la época en que esto tiene lugar nos inclinamos a pensar que estos calificativos se pueden deber más a su raza  y condición de esclavos que al reflejo exacto de su conducta.

            Bernardo de Cabrera, alguacil mayor y Alonso de Aguilar, alguacil menor, culpando a dichos mulatos de la pendencia que se había formado, los cogieron presos para llevarlos a la cárcel de la villa. Entonces llegaron don Pedro Cobo de Valenzuela y don Felipe de Morales Amor, acompañados de Jeronimo de Lara y Manuel de Olibares,escribanos, y Mateo de Morales y Francisco Serrano, rexidores, y allegados. Don Pedro Cobo pidió a los alguaciles que soltasen a los mulatos que habían hecho prisioneros, afirmando que en caso contrario los había de matar. Los alguaciles no accedieron a esta petición por lo que los antes citados sacaron sus espadas y comenzaron a dar cuchilladas a los alguaciles. Aprovechando esta circunstancia los presos se escaparon, refugiándose en la iglesia parroquial de la villa que se encontraba situada en la misma plaza. Uno de ellos salió después de la parroquia, siendo cogido preso por el alguacil mayor y llevado hasta la cárcel. A continuación fue en busca de los demás para encarcelarlos, encontrándose primero con don Pedro Cobo de Valenzuela el cual al ver que intentaban prenderlo echó mano a su espada para impedirlo. Mientras acudieron en ayuda de don Pedro sus amigos con sus espadas desnudas, acompañados de muchos clérigos y formándose un gran alboroto en el que le fueron lanzadas gran número de cuchilladas al alguacil mayor. Éste comenzó a dar voces pidiendo apoyo a la justicia, lo que hizo que acudiese mucha gente, entre ellos Bartolomé González Calmaestra, alcalde ordinario de la villa en el estado de los hijosdalgo, que también fue blanco de numerosos golpes, cuchilladas e insultos, llegándose a quebrarle la vara de alcalde que traía. Según declaraciones del alcalde la vara se la rompió el licenciado Anguita golpeándola contra el suelo.

            A pesar de las dificultades, los alguaciles consiguen llevar preso a don Pedro Cobo hasta la puerta de la cárcel produciéndose de nuevo un gran alboroto donde don Francisco de Lara y ciertos mulatos dieron muchos golpes a los representantes de la justicia, pidiendo que dejasen suelto al preso.

            Allí acudió también Miguel Serrano, alcalde de la hermandad, el cual fue objeto de muchos golpes y cuchilladas. Los numerosos vecinos que presenciaban esta pendencia se encontraban enormemente espantados por el poco respeto del que eran objeto los alcaldes y alguaciles del pueblo.

            Sobre esto último, en el escrito de denuncia de Bernardo de Cabrera contra el vecino Pedro López de Cazalilla se dice lo siguiente: «...acostumbrado a perder el debido respeto a la justicia y resistirse como lo hizo en diferentes ocasiones y porque en esta villa se tiene por estilo muy ordinariamente y acostumbrado entre muchos vecinos della temer en poco a los alcaldes y alguaciles perdiendoles cada dia el respeto de tal manera que por miedo della no se dejan de cometer muchos delitos y se quedan sin castigo y porque en este el susodicho dio muy grande escandalo y murmuracion quebrandole entre el y los demas la bara de justicia al dicho alcalde ordinario; si muchos de los testigos no an dicho tan claramente como era a sido por las particulares negociaciones que el susodicho y los demas avia y temor que su puesto como personas poderosas, ricos y rejidores en esta...   ... no se an atrebido a decir la verdad.» (13)

            Posteriormente consiguieron introducir en la cárcel a los causantes de la gran revuelta, pero estos presos, influyentes por ser rejidores y personas de las más ricas y poderosas de la villa, granjearon la voluntad del alcalde y fueron soltados don Pedro Cobo, don Jeronimo de Lara y el mulato, sin serle aplicada pena alguna. Según las declaraciones de los alguaciles, esto provocó gran escándalo y murmuración en el pueblo por quedar sin castigo unos hechos tan graves.

            Estos incidentes dieron origen a la apertura de los correspondientes informes, primero en la villa de Martos por D. Luis Lasso de la Vega, gobernador del partido de Martos, por ello juez de esta causa. En escrito firmado por este señor en Martos a siete días del mes de julio de 1.617 se dice que él no puede actuar contra los acusados porque «...conforme a el privilexio la villa de arxonilla tiene la primera ynstancia...» (14)

            La causa fue remitida a Arjonilla donde se continuó con fecha veintiséis de septiembre de ese mismo año, tomándose declaración a bastantes testigos de los hechos, fundamentalmente algunos de los implicados y los vecinos de los inmuebles en cuyas cercanías se produjeron los hechos.

             Pedro Lopez de Caçalilla, trabajador del campo, de 40 años de edad, uno de los implicados, acusado de haber quitado un preso a Bernardo de Cabrera, alguacil mayor,fue condenado por el juez de la causa « ... a que en qualquiera parte que pueda ser abido sea y publica de la villa de arxonilla sea sacado en una vestia de albarda a la verguenza publica y llebado por las calles acostumbradas y con boz de pregonero que manifieste su delito le sean dados doscientos azotes y a la dicha carcel de ella sea llebado a las galeras de su magestad donde en ellas sirba de galeote por tiempo de quatro años y sin sueldo y no los quebrante en manera alguna pena de la vida y mas condeno en las costas...   ... y por esta mi sentencia definitiva asi lo pronuncio y mando con aquerdo de el ldo. don fernando de Ribadeneyra y Cordova.» (15)

            La sentencia fue recurrida argumentando el acusado no tener conocimiento de que se había actuado contra él ya que estuvo ausente de la villa durante dos meses, tiempo que dedicó a buscar a un hermano suyo y que se enteró una vez en el pueblo porque un vecino al tener una pesadumbre con él le amenazó con la sentencia. En su declaración efectuada en la ciudad de Martos «dixo que estava en la villa de aguilar en andalucia a segar.» (16) Afirma además el acusado que esta sentencia es causa de gran agravio, habiendo perdido su honra y reputación, «... por ser como es buen cristiano temeroso de dios y de su conciencia y no acostumbrado a cometer semejantes delitos y porque no es justo se de lugar a semejantes extorsiones ni teniendo culpa ni haver testigo que diga viese que me halle en la dicha resistencia...» (17)      

            El acusado se entregó voluntariamente en la cárcel según escrito del teniente alcalde la misma, Miguel Serrano, dándosele asiento en el libro de entradas.

            La causa iniciada en Martos por estos altercados y luego continuada en Arjonilla, recoge muchos testimonios de testigos de los hechos. Recogemos a continuación uno de los más completos para el mejor conocimiento de lo ocurrido, perteneciente a Simon Bago:

«andando o lidiando una baca en el mercado manuel de castilla dixo que la llevaran por una calle y anton criado de don felipe de morales= dixo que avia de ir por otra y sobre esto tubieron palabras y el dicho anton echo mano a su espada contra el dicho manuel de castilla y bieno esto don jeronimo de lara questava presente queriendo que fuera la baca por donde avia dicho el dicho manuel de castilla desenbayno su espada y tiro de cuchilladas al dicho anton y a esta ocasion llego simon criado de don felipe de morales metido mano a su espada para faborecer al dicho anton su hermano y se puso junto a el y entre ambos se armo cuchilladas y don pedro de balenzuela se abrazo con el dicho don jeronimo de lara para detenerlo para que no acuchillara a los esclavos y estando en este punto la baca arremetio hazia ellos y se desparzieron y heridos hacia la yglesia= y en esto benia la calle arriva de la plaza bernardo de cabrera con juan de aguilar y alonso de aguilar y aunque traya bara de justicia el dicho alonso de aguilar como alguacil desta billa= y el dicho alguacil mayor bernardo de cabrera asio al dicho simon y lo entrego al dicho alonso de aguilar para benir a prenser a los demas questavan rriñendo y como el dicho alonso de aguilar llevaba preso al dicho simon llego francisco rramos clerigo y le asio del susodicho y le quebro la bara de justicia a lo qual el dicho alonso de aguilar dixo al dicho francisco rramos que como abia hecho aquello abiendo abido tanta amistad entre los dos= y se entro en la yglesia simon y en esto llego a este rruydo el dicho alguacil mayor el qual llevava a anton preso= y don felipe de morales su amo como bio llebar al dicho preso arranco con el caballo con la espada desenbaynada y hacia donde estava el dicho bernardo de cabrera y le dijo que dejase el preso= y a esto el deicho alguacil de dixo espere que tambien abra para el y lo cogio de los calzones y lo metere en un trullo a el y a los demas y con esto fue la baca hacia la plaça desta villa y tras ella toda la gente y que aviendose salido de la yglesia el dicho simon llego a prenderlo el dicho alguacil mayor y se fue huyendo hacia la carcel porque el dicho su amo le havia dicho al dicho simon que se fuese a la carcel y antes de llegar el dicho simon a la carcel el dicho alguacil mayor lo alcanzo y lo metio en la carcel y antes que entrara en la carcel estando junto a la plaça llego don pedro de balenzuela y le dixo al dicho alguacil mayor que lo dexara quel lo llebaria a la carzel a lo qual el dicho alguacil respondio que no queria y que lo abia de llevar de caveca y el dicho don pedro no trato mas que lo susodicho y que ansi mesmo se hallo el dicho don felipe de morales y tenia la espada desnuda en la mano que lo abia enbaynado= y le dixo al dicho alguacil mayor que dejara al dicho simon y el dicho alguacil mayor dixo que no lo queria dejar y sobre esto y llevar preso al dicho simon ubo mucho alboroto  rruydo y escandalo y a el dicho rruydo se llego mucha gente y no pudo entenderlo que mas paso en el dicho rruydo= y con esto este testigo se fue detras de la dicha baca que yban lidiando y que en el mercado se allaron quando paso la baca presentes juan de cazalilla juan delgado don francisco de lara valenzuela don pedro de valenzuela manuel de olibares pedro serrano= don jeeronimo de lara= y esto mismo bio en la parte y lugar que tiene dicho y esta es la berdad= y que demas de lo que dicho tiene  a oydo dezir y save que se dize entre la gente en esta villa que despues de pasado lo que tiene dicho el dicho alguacil mayor llego a prender al dicho don pedro de balenzuela questava en la plaça desta villa en una rrueda de gente y que le avia dicho señor don pedro bengase conmigo a la carzel y que el dicho don pedro se abia rretirado dos o tres pasos atras y que el dicho alguacil mayor le avia prendido y sobre esto abia abido grande rruydo y alboroto por no dejarse prender el dicho don pedro y a este rruydo a oydo dezir que avian llegado don jeronimo de lara y manuel de olibares y don francisco de lara tirando de cuchilladas a la bulla= lo qual ayo dezir a mucha xente y que no se acuerda a quien lo a oydo y lo save...» (18)"
12 a 18. Archivo Histórico Nacional. Sección Órdenes Militares. Histórico de Toledo. Legajo 673.

 
Palco en una tarde de toros años 50
Encarnación Gómez, Antonia Delgado, Carmen Gómez, Carmen Bernal y Conchita Gómez. Delante, José Aybar García y Antonio Segado Ortega.