Hoy 7 de septiembre, fecha en la que comienza la Feria de Andújar en honor de su patrón San Eufrasio, me vienen muchos recuerdos de la infancia sobre cómo se vivían esas fechas en Arjonilla. Los tiempos eran muy diferentes a los actuales y también las posibilidades de desplazamiento, pero eso no impedía que muchos arjonilleros acudiesen al recinto ferial andujareño que por entonces se encontraba en las Vistillas. En la década de los 50, en la que vine al mundo, recuerdo cómo mi padre y sobre todo mi tío Matías llevaban a muchos arjonilleros a la feria de Andújar montados en camión. Guardo en mi mente un recuerdo imborrable de aquellos años pues en uno de ellos, mientras visitaba la feria con la familia, me perdí de ellos. Tras un buen rato y nervios por mi parte y la de mis padres y hermanos, por fin volvimos a encontrarnos. Recuerdo perfectamente (y han pasado ya casi 60 años), una mujer me vio sólo y me acogió, preguntándome por mi situación y no dejándome hasta que me encontré con mi familia.
Además de este recuerdo que guardo en mi mente, tengo otro en forma de imagen, que creo corresponde al año 1956, que ya compartí hace algún tiempo con los lectores de esta crónica y que vuelvo a hacer en esta ocasión. Foto familiar en la que nos encontramos montados en un coche de los caballitos: en la parte delantera de izquierda a derecha, mi hermano Manolo (q.e.p.d.) y un servidor; detrás, Francisco Jiménez Rueda, familiar nuestro que estuvo toda su vida trabajando en la tienda familiar, y a la derecha mi hermano Juan. Y de pie, junto a los caballitos, los mayores nos vigilaban y disfrutaban viendo nuestras caras de felicidad, son, en primer lugar, mi abuelo materno Manuel, Ildefonso Jiménez Ortega (padre de mi tía Paquita, esposa de mi tío Francisco) y mi padre.
